¿Eres un tirano y deseas controlar la voluntad del pueblo?

¿Eres un político o una figura de poder y tu objetivo es controlar la voluntad del pueblo o de tus súbditos? No te preocupes, has llegado al lugar correcto. Con esta guía, en cuestión de minutos te convertirás en un experto en manipulación de masas. Así que, sin más preámbulos, adentrémonos en esta guía de 5 sencillos pasos para que, finalmente, puedas lograr todas tus exorbitantes ambiciones, beneficiándote solo a ti mismo y a tus amigos cercanos.

  • Modifica el alcance de tu visión: Aunque existen teorías conspirativas bastante convincentes que sugieren que una persona, o un pequeño grupo, puede manipular un país o incluso el mundo entero, similar a un maestro titiritero, esta idea es totalmente ingenua y errónea. El mundo es infinitamente más complejo de lo que estas teorías pueden imaginar, siendo el sistema más caótico que existe. Esto quiere decir que, al igual que la economía o el clima, nadie, absolutamente nadie, puede controlar o prever con precisión todas las variables de este sistema, especialmente a largo plazo. Del mismo modo, es inviable controlar completamente la reacción de una población entera a cualquier forma de manipulación que el supuesto maestro titiritero intente ejercer. Pero no te desanimes, mi querido manipulador. Que no se pueda controlar en su totalidad no significa que no se pueda sembrar una semilla en esa población, una semilla de una hierba invasora que crecerá rápidamente y que se encargará de desplazar el pensamiento crítico de dicha población, ayudándote a alcanzar todos tus disparatados objetivos. Así que, para concluir este primer punto, si tu deseo es el control absoluto, permíteme decirte que eso es imposible, a menos que establezcas un sistema tiránico y autoritario. Por lo tanto, te recomiendo ajustar tus expectativas a una visión más realista, donde en lugar de ser un maestro titiritero, te conviertas más bien en un jardinero de hierba invasora.

 

  • Encuentra la semilla que mejor se alinee con tus ambiciones: A simple vista, podría parecer que los humanos tomamos decisiones de manera racional. Sin embargo, somos mucho más emocionales de lo que nos gusta admitir. En la mayoría de los casos, son nuestras emociones las que nos controlan, y no al revés. Esto significa que, si deseas acabar con el pensamiento crítico de las masas, lo mejor para un jardinero astuto es encontrar la semilla invasora que propague emociones de la manera más efectiva, erradicando la razón del pueblo. Pero entonces, surge la pregunta: ¿Cuál es la mejor semilla? ¿Acaso se trata de la envidia? ¿El rencor? ¿El enojo? ¿La tristeza? ¿La culpa? ¿La vergüenza? Si bien cada una tiene su propio rol definido, propagándose a su ritmo y causando diferentes estragos, el rol del jardinero es escoger la que más se acople a sus ambiciones. Pero, de todas las emociones, vale la pena recalcar que existe una emoción tan arraigada en nuestro sentido de supervivencia que es capaz de dominar a las demás con gran facilidad, siendo la mejor semilla de todas: el miedo.

 

  • Riega y cuida la semilla: Una vez conoces qué semilla sembrar, lo único que resta es escoger o crear una narrativa, o mejor dicho, un dogma, que soporte la propagación de hierba, de la misma manera en que el agua y el sol soporta el crecimiento de las plantas. La forma más fácil de lograrlo, es escogiendo los dogmas existentes, como por ejemplo: “La opresión de los grupos minoritarios” (rencor, ira y envidia), “El mundo al borde del apocalipsis por el calentamiento global” (miedo), “El que es pobre, es pobre porque quiere” (asco e indignación), “Si gana el contrario, seremos como Venezuela” (miedo, rencor e ira), “Si gana el contrario, regresará la corrupción desmedida” (miedo, rencor e ira), por decir unos ejemplos. No obstante, si ninguna de estas narrativas se adapta a tus retorcidos objetivos, crear una nueva es mucho más fácil de lo que crees. Lo único que tienes que hacer es escoger un tema, omitir la mitad de la verdad y ¡listo!, has creado un nuevo dogma.

 

  • Relájate y observa: Una vez has sembrado la semilla emocional, lo único que resta es ir al refrigerador, abrir una cerveza bien fría, y sentarse en un lugar techado a admirar tu obra. En ocasiones, te darás cuenta que el crecimiento de la hierba será inesperado. Pero, tranquilo, tú sé paciente. Lo único que necesitarás, será continuar regando, reforzando tu dogma con narrativas alternativas. O bien, en casos extremos, donde existan otras plantas lo suficientemente fuertes para resistir la propagación de la hierba invasora, lo único que tienes que hacer, es cortarla ¡Así de fácil!

 

  • Enfrenta las consecuencias de tus actos: ¡Felicidades! Ahora el mundo, o mejor dicho, tu pequeño jardín, está a tus pies. Regocíjate en tu creación, carente de vida, de biodiversidad, de turismo y de una economía estable ¡Pero, oye! Al menos tú eres el dueño.

 

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