El Descenso de la Serpiente Emplumada

Al levantar la vista, me quedé pasmado, atrapado por una mezcla de asombro y miedo paralizante. Nunca antes había presenciado algo tan imponente y majestuoso. A lo lejos, un ojo de fuego me observaba detenidamente, como si fuera un depredador al acecho o un juez implacable. Aunque no cruzamos palabras, sentía cómo esa mirada penetraba todos mis intentos por ocultar mis secretos más íntimos. Así permanecimos, hasta que el ojo finalmente se cerró lentamente, sumiendo todo en la oscuridad de la noche y dejando una sensación de paz y tranquilidad en mi interior. Al parecer, pese a mis numerosos pecados, había superado la prueba de la Serpiente Emplumada.

Fotografía: Alonso Zimbrón, 2022, atardecer en la Ciudad de Campeche